Es un proyecto loco, como ocurre a veces en las cabezas y las entrañas de los artistas, un proyecto mundial, casi enciclopédico... Seminal es una propuesta hídrica: texto, lectura, voz, instrumentos. En 49 minutos, Frédéric Acquaviva despliega un universo rico y ruidoso, llevado por una misteriosa armonía microtonal. Una mirada entre bastidores a la creación de una partitura original.

De una obra a otra, a Frédéric Acquaviva no le gusta repetirse. Repetir lo mismo no es para él. Tardó dos años -en medio de un encierro- en completar Seminal. El número de músicos es considerable: 128, es decir, 124 instrumentistas y cuatro voces, que forman una orquesta virtual y un cuarteto vocal de solistas. La mezzosoprano Loré Lixenberg, la cantante Joan La Barbara, el tenor Wills Morgan y la voz del artista visual y videasta belga Jacques Lizène forman parte del proyecto. " Hacer cantar a un artista que no es cantante me permitió infundir un poco de distancia, una dosis de humor que creo que es necesaria para cualquier enfoque artístico", confiesa Frédéric Acquaviva. Pero eso no es todo. Otra voz, una misteriosa speakrine, sobrevuela el conjunto, la del intérprete ORLAN , que entona un texto original: "Es una lista de datos que traduje al inglés", explica Frédéric Acquaviva, "una lista cosmológica que enumera teorías más o menos falsas basadas en el fin de las especies y del mundo...".

La alocada densidad de esta nueva obra se hizo palpable, de forma muy concreta, en abril, en una galería de arte del distrito 11 de París, en Satélite. En las paredes, la inmensa partitura gráfica permitía al público ver, al mismo tiempo que escuchaba la obra, absolutamente todas las pistas sonoras dispuestas por el compositor, el juego de texturas, los efectos combinatorios, en definitiva: la vida íntima de Séminal. Sonido e imagen para enganchar mejor al oyente y penetrar en las entrañas del original planteamiento de Frédéric Acquaviva.

Mientras contempla la partitura gráfica en las paredes, el compositor dice: "Pedí a todos estos músicos tan diferentes, de distintos orígenes, a veces en lados opuestos del mundo, que me enviaran una nota grabada de su elección, a partir de la cual yo compondría. La música se desarrollaba como un ADN. La ambición de Frédéric Acquaviva era componer una obra orquestal de dimensión sinfónica. El compositor partió de la siguiente constatación: la orquesta romántica estaba sin aliento, rancia, explorada mil veces. El instrumental fascinaba al compositor. "Quería que cada músico tocara un instrumento diferente. No se trata de 16 primeros violines, 14 segundos violines, 12 violas, 10 violonchelos... Sino de oud, guitarra popular, flauta irlandesa, tambor prehistórico, órgano de boca, tiorba, sintetizador, trombón, armónica, shophar, vieja guitarra encontrada en el suelo en Berlín, cítara, trompa, órgano tailandés... ¡La lista es larga! Esta nueva orquesta tiene un nombre: la PolyTransMetaOrchestra (P.T.M.O).

"Son instrumentos que nunca se escuchan juntos, que no deben tocarse juntos", dice el compositor. La PolyTransMetaOrchestra reúne por primera vez 124 instrumentos completamente eclécticos, normalmente separados en el espacio y el tiempo, ya que están repartidos por todo el mundo. Una orquesta virtual, pero muy humana. "Me gusta trabajar con músicos que he conocido: mis amigos, artistas que respeto. Quería mezclar instrumentistas profesionales, virtuosos y aficionados apasionados, ¡de 1 a 94 años! Frédéric Acquaviva nunca había trabajado con tantos timbres diferentes. "¿Cómo se puede crear una propuesta rica y compleja a partir de elementos tan simples: una sola nota para cada instrumento? Me han dicho que esta música es una definición del anarquismo, y estoy bastante de acuerdo: todos son solistas. También trabajé mucho en los cambios de ritmo.

¿Y en concreto? Frente a su ordenador, utilizando todas estas pistas instrumentales y vocales, Frédéric Acquaviva decidió componer en tiempo real, a medida que recibía los archivos de sonido de los músicos a los que había pedido ayuda. La paradoja está en el corazón de Séminal: mientras la voz de ORLAN habla de la desaparición de todas las formas de vida, la orquesta lo contradice. Poco a poco, la armonía microtonal, ruidosa y densa, emerge, se afirma, naciendo del ADN de cada instrumento, como si cada nota quisiera luchar por hacerse oír y proliferar. En resumen, para existir.

A medida que avanza la obra, el compositor propone nuevas combinaciones de instrumentos que cambian constantemente. "Hacia los últimos cinco minutos, hay manipulaciones electrónicas que tienen lugar. Al final se escuchan 600 instrumentos porque las pistas se multiplican. ¡Vertiginoso! A medida que la pieza avanza, la voz de ORLAN desaparece, diluyéndose en favor de la densidad instrumental. "Repetí el final bastantes veces, llegamos a algo demasiado estático o saturado de colores, no se oía nada. Todo fue difícil pero todo fue alegre en este trabajo", sonríe Frédéric Acquaviva. En lugar de componer solo en mi rincón, tenía todas estas grabaciones, y detrás de cada una de ellas había una hermosa historia. Una amistad, un músico confinado en los confines de la tierra, en China, por ejemplo, una grabación realizada en la cabina de un ascensor...".

Confinado o no, Frédéric Acquaviva tenía previsto componer esta obra. La pandemia le da una nueva dimensión y demuestra obstinadamente que"no se puede detener la creación, no se puede detener la imaginación". La exposición ha terminado, pero el disco fue editado el pasado mes de abril, por Presses du réel, con un rico libreto explicativo y la impresionante lista de todos los músicos que componen esta primera orquesta del mundo virtual. "Séminal es un poco como llevar instrumentos de todo el mundo en un Arca de Noé.

Suzanne Gervais

Publicación del libro Investigación de flagrante delito por música letal (Al Dante / Les Presses du Réel) en el Marché de la poésie el 11 de junio, Place St Sulpice 75006 París