Volver al órganoLa crónica de la escucha

Crónicas 22.12.2021

Robert Curgenven, Sarah Davachi, Lawrence English, FUJI|||||||||||TA, Kali Malone o Claire M. Singer: hermanitos de Eliane Radigue y La Monte Young, estos músicos tienen en común volver a poner el órgano en primer plano. Organistas orgánicos, ofician al servicio de una música de estasis que sintetiza el minimalismo, el drone, el ambient y la música sacra.

Siempre es una cosa bastante vana hacer evaluaciones y clasificaciones de fin de año. Sobre todo en estos tiempos que han dado un vuelco por la crisis sanitaria, por esta pandemia que trocea los años -con mucha más violencia que las habituales vacaciones de verano- en una serie de segmentos donde las nociones deayer y mañana, deantes ydespués, se vuelven tan fluctuantes que acaban perdiendo toda consistencia.
No obstante, podemos observar que en el ámbito de lo que llamaremos música electrónica experimental -es decir, la música en la que las obras no están escritas sino grabadas- y, más concretamente, en el género en sí mismo en el que se ha convertido la música drone, dos de los más bellos discos editados en los últimos meses (en 2021, por tanto) han dado protagonismo a un instrumento habitualmente asociado al ámbito de la música sacra y la música escrita. Ese instrumento es el órgano (de tubos); y los discos en cuestión -de la canadiense Sarah Davachi- se han publicado en los últimos meses. Antífonas de la canadiense Sarah Davachi (1987) y Observación de la respiración del australiano Lawrence English (nacido en 1976)- son las últimas ocurrencias de una tendencia más "heavy" que se remonta a 2016-17. Esta tendencia es más pesada, y más global, ya que reúne, además de otra canadiense -Kara-Lis Coverdale (nacida en 1987, y organista de la Iglesia Evangélica Luterana de San Juan en Montreal)- y otro australiano -Robert Curgenven (nacido en 1974, y que vive en Irlanda)- a la estadounidense Kali Malone (nacida en 1994, y que vive en Suecia), al japonés Fujita Yosuke, alias FUJI||||||||||TA, y a la escocesa Claire M. Singer. Una familia -y seguro que nos olvidamos de alguna- dividida pero cuyo puerto base podría estar en Suiza, y más concretamente en Lucerna, donde tiene su sede la muy activa estructura independiente Hallow Ground, que ha publicado a varios de estos músicos...

Instrumento mundial

¿Qué podemos leer en esta vuelta al órgano? ¿Hay algo que leer en esto? ¿Qué nos dice este redescubrimiento del órgano por parte de jóvenes artistas, la mayoría de los cuales han recibido una amplia formación en electroacústica, pero que además se acercan a este instrumento de forma "autodidacta", como lo harían con un sintetizador común? En primer lugar, nos dice que el legado de La Monte Young, que inventó el minimalismo estático en 1958 con su Trío para cuerdas-el verdadero minimalismo, si creemos lo que escriben Michel Chion y Juliette Garrigues en laEnciclopedia Universalis, basado "en fenómenos continuos que evolucionan lentamente o en microfenómenos creados a menudo por medios electrónicos"- aún no ha terminado.
Una herencia filtrada -por así decirlo- por tres de los más distinguidos discípulos de Young, gloriosos ancianos que aún se mantienen firmes, ensalzando las virtudes de este "sonido continuo"(drone) que en francés se traduce como bourdon (y que también es el nombre de un registro de órgano llamado "soubasse"):
* Eliane Radigue (nacida en 1932), la primera en haber explorado el sonido continuo, y sus múltiples impactos psicoacústicos, en el sintetizador, en este caso el ARP 2500: Sarah Davachi - que ha firmado algunas piezas para órgano solo, pero que prefiere mezclar el sonido del instrumento con una multitud de otras texturas instrumentales, acústicas o sintéticas (incluido el ARP 2500) - habló de ello el año pasado en thequietus.com, así como el Alvin Curran de Songs & Views from the Magnetic Garden, como una de sus fuentes de inspiración favoritas.
* Phill Niblock (n. 1933), que experimentó con los poderes de la microtonalidad en una amplia variedad de instrumentos: su música para órgano -dos piezas ruidosas, magmáticas y alucinantes- fue grabada en 2019 por Hampus Lindwall, entre otros.
* Charlemagne Palestine. Nacido en 1947, este compositor ha dirigido desde principios de los años 70 su búsqueda del "sonido dorado" hacia el piano y el órgano de iglesia, como atestiguan Schlingen BängenLa primera de sus obras, "The Piano", se estrenó en 1978-79.

Estas tres figuras son convocadas espontáneamente por el siempre erudito Lawrence English. A Radigue y Niblock están dedicadas las dos piezas que componen LassitudeA Radigue y Niblock están dedicadas las dos piezas que componen su primer opus para órgano, ya grabadas en el instrumento conservado en el Old Museum de Brisbane. En cuanto a Observación del Aliento, se sitúa, según sus propias palabras, bajo el sello del "máximo minimalismo" querido por Palestina. Claire M. Singer, por su parte, ha encargado obras a Éliane Radigue y Phill Niblock para Organ Reframed, el festival que organiza en la Union Chapel de Londres, donde trabaja como organista...
Es cierto que el órgano es un sintetizador de época de tamaño natural. Un instrumento mundial, que incorpora todos los sonidos. Como todos sabemos, todo acaba siempre en el órgano.

Organistas

Si bien están apegados a la historia, esta joven generación tiene sin embargo una forma muy relajada e intuitiva de acercarse al órgano. Esto no quiere decir que no sean eruditos o reflexivos, que no se planteen preguntas sobre la carga "cultural" (esencialmente religiosa) que sigue teniendo el instrumento, y sobre la forma en que debe tocarse...
Kali Malone, por ejemplo, explica que prefiere el sonido seco de una sala de conservatorio a la acústica reverberante de los lugares de culto donde se suelen grabar los discos de órgano. Esta búsqueda de neutralidad se extiende a su forma de tocar, ya que también dice que graba cada una de las voces de sus "cánones" sucesivamente, de forma monódica, en lugar de tocar las notas simultáneamente, en una polifonía de acordes donde la sensibilidad -o incluso el sentimentalismo- del intérprete correría el riesgo de imponerse...
Es quizás esta apariencia de objetividad, esta contención que caracteriza a estos músicos en su acercamiento a un instrumento que les atrae, quizás porque a la riqueza y plasticidad del sonido se une una fisicidad incomparable. Esta noción de fisicalidad está en el centro de la obra de Robert Curgenven. Pero también es evidente al escuchar los discos de Kali Malone o FUJI||||||||||TA, al escuchar el aliento a la vez eólico y telúrico que producen los tubos, a todos los ruidos que el organista está fatalmente condenado a emitir al activar los pedales o los registros. Integrados en la grabación, todos estos sonidos "parásitos", que ponen de relieve el contraste entre la potencia demiúrgica del instrumento, la pureza inmortal de este sonido y la fragilidad del intérprete, que también acentúan la dimensión camerística, la intimidad del conjunto, no hacen sino excitar la escucha. Aportan una sutileza adicional a estos timbres zumbantes cuyas incesantes irisaciones son otras tantas pequeñas epifanías, que nos invitan a volver a ese lugar del que nunca deberíamos alejarnos demasiado: dentro de nosotros mismos. Y eso sólo hace más fascinantes estas combinaciones de notas, en las que los armónicos se vuelven tan fluctuantes que acaban perdiendo toda consistencia...

David Sanson

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