Desde hace casi tres meses, los aficionados al jazz pueden reunirse en un discreto local situado en el corazón del barrio de San Blas, a dos pasos de la turística Plaza de Armas de Cuzco. La ciudad peruana, sede de decenas de clubes de rock y salsa, cuenta ahora con un local dedicado por entero al jazz y a sus múltiples ramificaciones más o menos experimentales: Casa Palacio 116.
Juan José Herrera, contrabajista del Conservatorio de Barcelona, está detrás de este nuevo local, que abrió tras varios meses de pandemia. ¡Menudo reto! "Dejé España y me trasladé a Cuzco hace cuatro años. Mi madre es peruana. Quería un lugar donde los músicos de la escena jazzística peruana, y sudamericana en general, pudieran reunirse. No había ningún lugar para el jazz en Cuzco. Ahora el reto es reunir a un público mucho más acostumbrado a la música tradicional y latina. No es fácil, pero ofrecemos un programa lo más variado posible. Y a pesar de la todavía tensa situación sanitaria en Perú, el joven club organiza conciertos todas las semanas: los martes, jam sessions con jóvenes músicos, y los miércoles y jueves, conciertos con grupos y solistas profesionales.
El jueves 14 de octubre, un puñado de cuzqueños (con una media de edad de 25-30 años) se agolpaba en torno a la puerta de cristal de la pequeña sala de conciertos. En el cartel figuraba un gran nombre: el saxofonista limeño Rafael Fusa Miranda. El público toma asiento en los cuatro bancos de madera colocados frente al pequeño escenario enmoquetado.
El local es íntimo, con paredes blancas y piedra vista, y las copas llenas de vino argentino tintinean antes de que empiece el concierto. Los músicos charlan con el público.El saxofón no es un instrumento muy común en Perú", explica Rafael Fusa, quien, tras unos años de formación clásica en el conservatorio, prefirió continuar su formación como músico autodidacta, en contacto con jazzistas. En mi música, estoy muy influenciado por el jazz de Miles Davis y Charlie Mingus, pero también por la música tradicional de mi país". Pero su apego al folclore andino de Huancayo y Ayacucho, y en particular a la música de danza ritual de Los Danzantes de Tijeras, que es también una danza de resistencia cultural, es una constante en su experimentación musical, que comparte especialmente con su grupo Fusa/Gómez Dúo.
Las composiciones que Rafael y sus músicos interpretaron esa noche oscilaron entre modalidades sorprendentes, con sabor experimental, y referencias a un lenguaje jazzístico más clásico, con improvisaciones atrevidas y un arsenal de percusión tradicional (grelos, palos de lluvia, maracas) amarrado en varios puntos de la batería.
Músicos apasionados y un nuevo local al que deseamos larga vida.
Suzanne Gervais