DESASTRES por Marco Fusinato

Enfoques 07.07.2022

Para ilustrar el interés de Hémisphère son por la creación contemporánea en la intersección de la música experimental y las artes visuales, y con motivo de la 59ª edición de la Bienal de Arte Contemporáneo de Venecia, es necesario destacar DESASTRES, el entorno sonoro e interactivo de Marco Fusinato para el Pabellón de Australia

Es cierto que no visité la Bienal de Venecia, pero entre los informes orales y los recogidos en Internet y diversas redes sociales, el proyecto experimental sobre el ruido del artista multidisciplinar australiano Marco Fusinato llama definitivamente la atención. Al fin y al cabo, el crítico de cine Serge Daney solía escribir sobre películas que no había visto... Y si no experimenté la naturaleza inmersiva de la obra, pude aprehender digitalmente sus diferentes variaciones hipnóticas documentadas día a día en la cuenta de instagram @desastres_desastres y captar su lógica aleatoria. 

Nacido en Melbourne en 1964, hijo de inmigrantes italianos procedentes de los Dolomitas, a 100 kilómetros al norte de Venecia, Marco Fusinato es un visitante habitual de la región. Representar a Australia -el país de adopción de sus padres- en Venecia -el lugar de nacimiento de sus padres, por así decirlo- tiene el sabor de una fatalidad particular. No es la primera vez que participa en la Bienal de Venecia. En la 56ª edición, y en el marco de la exposición "All the World's Futures", concebida por el comisario Okwui Enwezor para el Pabellón Internacional, propuso From the Horde to The Bee, un proyecto con un formato radicalmente distinto al que se presenta actualmente en el Pabellón de Australia, consistente en la publicación de 10.000 ejemplares de un libro dedicado al archivo de Primo Moroni, una editorial independiente con sede en un espacio autónomo de Milán. Mezclando textos críticos y militantes, libelos marxistas y panfletos anarquistas, la edición, que también contaba con un arsenal iconográfico de la izquierda radical, se entregaba a los visitantes a cambio de diez euros. Al final de la exposición, una escultura de billetes recogidos orgánicamente sustituyó a las pilas de libros y, siguiendo el principio de la economía circular, el dinero se redistribuyó en favor del archivo Primo Moroni y de los okupas del espacio autónomo.  

Acompañado por el comisario Alexie Glass-Kantor, Marco Fusinato ha concebido para esta 59ª edición una instalación cuya idea se desarrolló durante el encierro provocado por la crisis sanitaria e incluso se radicalizó en el momento de la invasión rusa de Ucrania. DESASTRES -título inspirado en el grupo de metal japonés Corrupted y en el contexto en el que el pintor Goya creó la serie Los Desastres de la Guerra (1810-1820)- refleja así un pesimismo activo, todas esas frustraciones acumuladas durante este momento sociopolítico sin precedentes atormentado por la guerra y la pandemia. ¿Qué otro género musical podría constituir tan adecuadamente la banda sonora del caos contemporáneo que el noise, el death, el black o el doom metal utilizados aquí por Fusinato, en diálogo y disrupción con un repertorio de imágenes distópicas o incluso apocalípticas emitidas en una pantalla gigante? Durante 200 días, la arquitectura del pabellón se transforma así en un estudio de grabación e improvisación abierto a todo el mundo, en el que el artista-músico, cuyo trabajo ha traspasado los campos visual y musical desde finales de los años 90, explora "las tensiones y contradicciones de fuerzas opuestas": cultura underground / instituciones; ruido / silencio; minimalismo / maximalismo; pureza / contaminación", ejecuta, o incluso interpreta, en la guitarra eléctrica la partitura propuesta por fotografías subversivas y violentas, oscuros reflejos de una realidad desastrosa, que se desplazan en la pantalla a un ritmo aleatorio. 

¡El artista está presente! Autoproclamado proletario del mundo del arte, Fusinato ofrece y dedica toda su energía, vitalidad y trabajo al público de la Bienal, esforzándose por aguantar durante ocho horas al día, agarrado a su guitarra eléctrica, improvisando bloques de ruido, retroalimentación saturada e intensidades discordantes, a lo largo de un encierro forzado. 

La estética minimalista y post-punk del proyecto, apuntalada por la austeridad de las imágenes en blanco y negro y la intensidad del metal, se cruza con la obra oscura y viril de Steven Parrino y las instalaciones inmersivas de Ryoji Ikeda, y culmina con los intereses transversales de Fusinato en la música de ruido experimental, la cultura underground, la historia del arte, las luchas políticas y las estrategias de resistencia, y el flujo ininterrumpido de los medios de comunicación. Obra abierta donde las haya, en última instancia corresponde al público interpretar este diálogo sincronizado entre el sonido omnipresente y el diluvio de imágenes, retransmitido por un potente sistema de amplificación y cuyos ecos reverberan en los giardini más allá de los muros del pabellón. Además, una advertencia en la entrada del edificio avisa de que la instalación incluye sonidos de alta frecuencia y efectos luminosos estroboscópicos. Precaución: ¡peligro para los ojos y los oídos! Fusinato es, aquí en este entorno, casi un facilitador, un hacedor de ruido, un difusor de imágenes que actúan como una partitura desde su punto de vista como intérprete y operan como un test de Rorschach desde el punto de vista del público, al que se deja libre para descifrar estas combinaciones audiovisuales, para hacer su propio camino, para meditar en medio del caos. 

El catálogo de 400 páginas asociado a la exposición y publicado por Presses du réel incluye textos de la teórica y cineasta Elizabeth Povinelli, de la historiadora del arte Chus Martínez y de los guitarristas Thurston Moore (Sonic Youth) -con quien Marco Fusinato colabora regularmente desde los años 90-, Stephen O'Malley (SUNN O)))) y Bruce Russell (Dead C).

Tristán Bera

Fotos © Andrea Rossetti

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