Érase una vez...Sonidos de invierno

Conciertos 22.02.2023

El festival Sons d'hiver ha tenido la gran idea de organizar la penúltima velada de su 32ª edición en torno a la idea de narración, de historias musicadas. En imagen especular, la reposición de Mabinogion creada en 2016, un melodrama galés contado por Elise Caron y los músicos del cuarteto Béla, y la creación de La verdad es una palabra de cuatro letras, una ópera de anticipación, imaginada a cuatro manos por el guitarrista-compositor Fred Frith y la autora franco-suiza Julie Gilbert. A su alrededor, un gran equipo de cantantes y músicos.

Por un lado, leyendas transmitidas oralmente desde hace varios siglos y puestas por escrito en la Edad Media: los cuentos del Mabinogion, musicados por Frédéric Aurier del Quatuor Béla y narrados por Elise Caron, con sus conocidas dotes de narradora. Por otro lado, un texto contemporáneo, una forma de alegoría de la mentira en nuestras sociedades saturadas de información y herramientas virtuales, que elige como encarnaciones a dos personajes de un mito griego bien grabado en nuestra memoria: el mito de Narciso y Eco.
En nuestra vida cotidiana, a menudo desencantada y maltratada por una actualidad desesperante, las historias son buenas, sobre todo si encantan y nos hacen reflexionar al mismo tiempo. Así que la velada promete ser estupenda.

No hay puesta en escena ni decorado para the Mabinogion. Los intérpretes de este melodrama galés son tan convincentes que nuestra imaginación se dispara y proyecta en una pantalla interior las imágenes de estas leyendas olvidadas. La voz narradora de Elise Caron se entrelaza con las cuerdas y las voces del cuarteto. Todo es teatro, juego y rebote. Uno se los imagina en el escenario de un teatro callejero de la Edad Media: la truculencia del texto, de los personajes, magníficamente encarnados no sólo por Elise Caron -que da vida a numerosos personajes: Rhiannon, Gwydion y algunos más- sino también por los músicos del cuarteto, que ponen voz, puntúan y comentan la narración.
En efecto, los Béla son también actores del cuento, para nuestro gran placer, ya que esta interacción es poco frecuente en nuestra música occidental.

Esta vida y esta frescura en el trabajo no son fruto de la casualidad. Tienen sus raíces en la historia que el Cuarteto Béla -y especialmente el violinista-compositor Frédéric Aurier, cómplice desde hace mucho tiempo de Jean-François Vrod- ha tejido con la música tradicional. Frédéric Aurier sabe contar historias con su violín. Y también a inventar una música improbable, sabrosa mezcla de antiguo y moderno, de tradición y exploración, que deja espacio a las palabras, o más bien interactúa con ellas. La picardía está servida. A Elise Caron le brillan los ojos cuando evoca el humor de ciertas escenas. Voz andrógina, a veces reina o niña, a veces rey o mendigo.
Las historias se tejen con la mayor fluidez, porque los actores de este Mabinogion son maestros narradores. Y si a veces nos perdemos en los personajes de estas historias, es por una buena razón: es sólo porque nos hemos distraído o encantado con la música viva y temblorosa de Frédéric Aurier, y las irresistibles inflexiones de la voz de Elise Caron. Laberinto de palabras y sonidos, ¡este Mabinogion es un auténtico baño de juventud!

Otro laberinto es el que tejieron el guitarrista-compositor Fred Frith y la escritora Julie Gilbert en una ópera titulada La verdad es una palabra de cuatro letras. En el fondo del libreto, la idea de que nuestro mundo ha cambiado tanto que en un futuro próximo nada nos permitirá asentarnos, ni siquiera la realidad.
¿Los personajes?
Por un lado, un poderoso hombre de negocios, Narcis, que hace a hombres y mujeres la tentadora oferta de realizar sus sueños en Marte, gracias a una nueva aplicación llamada Me-dream.
Por otro lado, activistas que intentan detener a Narcis en su loca empresa, infiltrándose en su red y luego en su alma. Su presencia colectiva y fantasmal se sugiere en el vídeo, mientras que su personaje escénico es Echo. Coqueteamos con la serie de televisión inglesa Black Mirror: las pantallas y lo virtual han sustituido a la vida real y los sueños se venden. ¿Cómo se las apaña el ser humano en este juego entre la realidad y los sueños? ¿Qué posibilidades de supervivencia tiene en un planeta y un ecosistema más que amenazados? 

No es la primera vez que Fred Frith imagina música en la que se hace eco de nuestras angustias ante la alteración de nuestras sociedades y del ecosistema. En Orange skies , una especie de manifiesto ecológico imaginado para el conjunto Kill your Idols, creado en el Festival Météo en 2021, el músico se interesó de cerca por los incendios cada vez más devastadores que azotan nuestro planeta cada año.
Esta vez, Fred Frith lleva el juego de la resonancia con la realidad un paso más allá, optando por el texto, la palabra y una forma de ópera de bolsillo. Confió la redacción del libreto a Julie Gilbert, conocida por sus colaboraciones con el teatro, la radio y el cine. 

La empresa era audaz y prometedora, ambiciosa también, ¡tan peligroso es tratar a la vez de la supervivencia de la humanidad en un ecosistema amenazado y de la omnipotencia de lo virtual en nuestras vidas! Omnipresente y lleno de información, el vídeo de Julien Ribot y Heike Liss sirve de telón de fondo para el desarrollo de los dos personajes, Narcis y Echo, interpretados convincentemente por el contratenor Léopold Gilloots-Laforgue y la mezzosoprano Alexia Macbeth. Es cuestionable que los importantes cambios en la relación entre Eco y Narcís -la primera cada vez más fascinada y enamorada, ajena a su misión, el segundo cada vez más desdeñoso y megalómano- no queden aún más resaltados por la música y la refinada puesta en escena de Heike Liss y Dirk Schulz.

La música imaginada por Fred Frith acompaña los episodios del drama. Cincelada y susurrante, deja sorprendentemente poco espacio para la improvisación, las aristas y los destellos. La electrónica de Ikue Mori se desliza sutilmente en el conjunto. El dúo de guitarra eléctrica y arpa de Fred Frith y Zeena Parkins aparece muy pronto como la columna vertebral de la acción: es la puntuación de los cinco actos. Estamos bajo el hechizo de esta música de cámara bien pensada y animada, sin que nunca nos sorprenda realmente, salvo algunos vuelos de la saxofonista Lotte Anker, la violonchelista Paula Sánchez... La vocalidad desplegada por los dos solistas evoluciona más bien poco en el transcurso de la obra, mientras la historia está en tensión. Quizás por esta ligera falta de relieve, uno acaba perdiéndose en la sucesión de las apariciones de Eco y los vuelos conquistadores de Narcis, el bilingüismo complicando un poco las cosas.

Y sin embargo, ¡qué equipo! Porque el guitarrista y compositor Fred Frith no sólo tiene el talento para la invención que sabemos que posee, sino que también tiene su propia manera de vivir cada creación con un entusiasmo contagioso, y en general sabe rodearse. 

Ha venido a Sons d'Hiver con unos compañeros cuidadosamente elegidos, los músicos de su International Occasional Ensemble, además de los dos cantantes y una actriz en el papel de operadora. La música fluye maravillosamente entre ellos. Se siente una gran alegría al vivir y compartir esta creación, ¡y eso ya es mucho!
La ópera volverá a representarse dentro de unos días en el Lieu Multiple de Nantes. Fred Frith y Julie Gilbert ya han atrapado unos cuantos capullos de soñadores en sus redes, pero llevarlos a Marte es otra historia...

Ana Montaron

Fotos © Margaux Rodrigues

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