Intercambio de palabras, textos hablados y cantados, y buen humor sobre el escenario. Este es el aspecto teatral y participativo del concierto-retrato dedicado al compositor británico Philip Venables en el festival Musica de Estrasburgo.
Le gusta describirse a sí mismo como un compositor "colaborador", amante de las palabras y el teatro tanto como de la música. Estas dos óperas se han representado en Francia, pero poco se sabe de las obras músico-teatrales del programa de la noche. Invitados al escenario de la Cité de la Musique, el colectivo lovemusic, un conjunto polifacético de Estrasburgo (el flautista y el clarinetista son también narradores) y el acordeonista danés Andreas Borregaard, todos ellos deseosos de romper las fronteras entre géneros y disciplinas artísticas.
Sin previo aviso, los músicos sobre el escenario comienzan el primer movimiento del Trío "Les Esprits" de Beethoven, un "levantamiento de telón" que hace aguzar el oído (el fragmento es breve) antes de que el maestro de ceremonias, Romain Pageard, aupado sobre sus botas blancas de tacón, haga las presentaciones. En el patio hay bancos y sillones para recibir a los artistas (compositores e intérpretes) y charlar con ellos, en inglés o francés según el caso.
La excepción que confirma la regla es Klaviertrio im Geist, una antigua pieza (2010) estrictamente instrumental, una relectura/epura del Trío para piano Op.70 nº 1 de Beethoven, en la que Venables quiso captar el espíritu (der Geist) si no la letra: sólo tres movimientos (adagio, scherzo y rondó) y otros tantos "gestos" beethovenianos (declamación, introversión, obstinación) interpretados con una extrema economía de medios. Más recientemente, My Favorite Piece is the Goldberg variations (2021) para acordeón mira hacia la narración, la idea de contar historias a través del texto y la música. De hecho, Andreas Borregaard habla tanto como toca, entrelazando palabras y música en una relación muy fusional y una emoción en los labios, pues es de su padre de quien habla a través de las palabras de su madre. "Esta pieza me pertenece", dice el intérprete, que también canta con una naturalidad y un talento asombrosos. El texto inglés -de Ted Huffman, lleno de delicadeza y humor- se proyecta en la pared del fondo en su traducción francesa. En cuanto a las Variaciones Goldberg -parte subjetiva del compositor- se infiltran poco a poco en la textura musical hasta que el tema se cita íntegramente al final.
Incluso antes de la muerte de Frederic Rzewski el pasado mes de junio, Venables había incluido Coming Together, del compositor estadounidense, en el programa de esta noche. Rzewski utiliza un texto de Sam Melville, un prisionero de Ática que muere a manos de la policía durante un motín del que fue el principal instigador. La obra deja la elección de la instrumentación a los intérpretes, que también improvisan dentro de una partitura "semiabierta". Toda la violencia está contenida en la voz ligeramente tratada del narrador (el implacable Emiliano Gavito), a la que los intérpretes hacen eco o doblan. El texto se despliega en fragmentos de frases, musicados con un sentido repetitivo y potentes vetas rítmicas, cuyo proceso de amplificación lleva la tensión al clímax.
Philip Venables tiene previsto poner música a las 100 estrofas (divididas en grupos de cinco) del largo poema experimental del inglés Simon Hawards, tan inspirado está por su lenguaje directo, sensible y poderoso. Los temas tratados son el tiempo, la memoria, el discurso político y el amor. De momento, se estrenan mundialmente dos nuevos bloques de cinco versos, Números 81-85 y Números 96-100, en los que el compositor vuelve a la voz cantada. Respaldada por texturas instrumentales muy refinadas, la voz de Grace Durham se muestra invocadora, misteriosa, rebelde o indolente en el primer bloque. La estrofa 96-100 es más homogénea, ambientada en la temporalidad muy extendida de una meditación colectiva. De los gritos a los murmullos, la voz poderosa pero aterciopelada de la mezzosoprano inglesa avanza en fragmentos de frases y espaciamientos silenciosos sobre el hechizante movimiento circular de los instrumentos. Igualmente llamativo, el bloque 91-95 (2011) requiere el talento de los dos narradores de lovemusic, Emiliano Gravito y Adam Starkie. Las voces en off de los reproductores de casetes abren intermitentemente otras perspectivas sonoras, mientras que el texto escatima pasajes explosivos (voces gritadas, estridencia instrumental y piano agresivo) que exponen al oyente a momentos de frío-calor de una violencia sin precedentes.
La voz e interpretación de David Hoyle, que aparece en pantalla como drag queen en el espectáculo de vídeo Illusions que cierra el concierto y para el que Philip Venables creó la música y las imágenes, es desafiante, provocadora, airada y directa. En 2015, la obra celebró el 50 aniversario del reconocimiento de la homosexualidad en Inglaterra. La democracia, el género, la sodomía, la guerra, la revolución... son capítulos contundentes (y temas muy queridos por el compositor) abordados de frente por David Hoyle (a cuya voz e imagen Venables da una pátina) manteniendo la elegancia y la distancia, la frivolidad y el humor a través de un montaje irresistible. Casi se olvida la participación hiperactiva de los intérpretes de lovemusic, cuya calidad y compromiso son dignos de elogio.
El espectáculo, una coproducción de Musica, lovemusic y el Festival d'Automne, estará en París el 26 de octubre en el Théâtre de la Ville-Espace Cardin.
Michèle Tosi