Inland, del recital a la playlist
Revisión de la escucha

Crónicas 23.03.2021

¿Lo sabías? No lo sabía, hasta que escribí esta columna.

Fue Franz Liszt, compositor y pianista (1811-1886), entonces en el umbral de su fama como solista, quien en 1840 acuñó el término "recital", originalmente en plural. Con este neologismo de connotaciones deliberadamente retóricas y poéticas, que concibió con el músico inglés Frederick Beale y que prefería a las expresiones "soliloquio musical" o "monólogo pianístico", Liszt iba a revolucionar la forma del concierto, hasta convertirse en uno de los primeros showmen modernos (1). En el siglo siguiente, la llegada de la música grabada consagró la forma discográfica del recital. Esta forma -que no es más que un programa propuesto por un solista o acompañado por un pianista en el caso de un artista de ópera- se convirtió en un pasaje obligatorio para todos los intérpretes, una tarjeta de visita destinada a demostrar su virtuosismo tanto como su personalidad musical, generalmente a través de hitos del repertorio. Sin embargo, en los últimos años hemos asistido a un aumento del número de nuevos tipos de programas, favoreciendo las escapadas a los márgenes del repertorio, jugando con las épocas o dando protagonismo a los "maestros menores" y a otras piezas poco conocidas. Al escribir esto, pienso en particular en cuatro (muy buenos) discos - aquí nos limitaremos a los pianistas:

El trascendentalista de Ivan Ilić (2014):

La bien llamada Inland de Vanessa Wagner (2019):

Buenas noches de Bertrand Chamayou :

Laberinto de David Greilsammer

ambos publicados en 2020.

Por supuesto, nunca han faltado intérpretes pioneros en el último siglo, como tampoco han faltado programas temáticos. Pero me parece que estos intérpretes tienden cada vez más a revelarse como melómanos a través de estos discos. Un fenómeno que uno podría estar tentado de comparar con otros dos. Por un lado, está lo que podríamos llamar la "quiebra del repertorio". Con la multiplicación de las referencias, en vinilo y luego en CD, ¿qué sentido tiene grabar una lectura más de los Preludios de Chopin o los Caprichos de Paganini, para estar a la altura de más y más generaciones de gigantes? Pensemos, por ejemplo, en Gabriel Dupont (1878-1914), un compositor que ganó a Maurice Ravel el Premio de Roma antes de firmar varias colecciones maravillosas para piano, desde La Maisons dans les dunes hasta Heures dolentes: todavía confidencial hace 15 años, sus obras son ahora objeto de numerosas referencias discográficas...

Esta desafección (ciertamente relativa) ha ido de la mano del auge del streaming. Podría decirse -sin menoscabar en absoluto la grandeza de las referencias discográficas mencionadas- que existe una delgada línea entre el recital y la "recopilación". Que estas colecciones heterogéneas -aunque a menudo temáticamente homogéneas- son otra forma de existir en una época en la que la música se escucha ahora por partes -la mayoría de las veces disociadas, por la fuerza de los algoritmos, de la obra (en este caso: el álbum) de la que proceden.

Insidiosamente, ¿hemos pasado del recital a la playlist?

Esto no significa que dichos registros sean incorpóreos. Al contrario. Al igual que la lista de reproducción me parece la forma más democrática de proponer y compartir una "visión" musical, parecen constituir una nueva forma de reafirmar la primacía del intérprete. En primer lugar, como "comisario": estos recitales-álbumes se imponen como verdaderas arquitecturas sonoras, construidas por un músico que no sólo es un virtuoso, sino también un dramaturgo. El verdadero alfa y omega de la Web 2.0, la "curación": el hecho de hacer una selección entre los infinitos contenidos disponibles, ¿no es hoy una auténtica forma, a la vez que revela obras poco conocidas, de afirmar la propia personalidad como melómano?

"Tenía quince años, creo. Era una serena noche de primavera, tranquila, con algunos pájaros nocturnos cantando en la distancia. El extraño ladrido de un perro, tal vez perdido, sonaba como una llamada llamativa, una misteriosa premonición. Quería expresar este sueño buscando piezas musicales. Cada uno expresa una emoción, una pregunta, una duda, un miedo o un deseo; todos estos momentos que marcaron este larguísimo viaje que lleva a este programa, a este laberinto". Estas palabras de David Greilsammer en el micrófono de Radio Classique dicen mucho sobre la intimidad que está en juego en estos proyectos. Liberados de la presión de interpretar obras icónicas del repertorio (aunque sobresalgan en ello), estos músicos 2.0 hacen plena justicia a la noción de "intérprete-creador", ya que contribuyen, reorganizándola, a que la música a la que sirven se escuche de forma diferente, gracias a una sensibilidad que juega con las épocas y las fronteras -áreas y épocas.

Para ir más allá del ámbito de los pianistas solistas únicamente, pienso mientras escribo esto en el enfoque adoptado por un conjunto como La Tempête, especialmente en su disco Azahar de 2017: Entrelazando piezas de música medieval con partituras modernas de Maurice Ohana (1913-1992) e Igor Stravinsky (1882-1971), este disco me reveló realmente el maravilloso Réquiem de este último; quizás precisamente por estar "salado" entre obras de Guillaume de Machaut (1300-1377), sus movimientos sucesivos me parecieron resonar con más fuerza, siguiendo una perspectiva más amplia, relieves más salientes...

Y para salir del ámbito "discográfico", concluiré recordando el concierto delconjunto ]h[iatus en trío al que asistí en el festival Sonorités de Montpellier en 2007. Se interpretaron obras de música contemporánea -James Tenney, Helmuth Lachenmann, Salvatore Sciarrino...-, pero ya no en la forma clásica del "recital", es decir, intercalando los aplausos rituales que a menudo sólo sirven para romper el hechizo. Por el contrario, estaban unidos por improvisaciones que permitían pasar de uno a otro, gracias a intérpretes que se habían convertido literalmente en transeúntes. Así, en el ámbito de la música occidental de tradición escrita, existen hoy ciertos discos que, como ciertos conciertos, han alcanzado el rango de obras autónomas.

David Sanson

1. Sobre este tema, debería leer el fascinante artículo de Hugues Schmitt, "Recital et recitatio - Réflexions autour de la performance musicale chez Liszt", publicado en el número 251 de la revista Etudes germaniques, Klincksieck, 2008, y disponible en el sitio web Cairn.info

Foto © Franz Sedlacek "Song in the txwilight" 1931

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