En la intersección del tiempo y el espacio

Enfoques 27.09.2022

"I We Them All" es el título de la exposición que el artista estadounidense Jason Glasser presenta hasta noviembre en el Musée du Saut du Tarn y que, como los latidos monosilábicos de una composición electro, resuena adecuadamente con las ambiciones eclécticas de la programación del festival riverrun, que propone satisfacer mis/nuestras/sus/todas las curiosidades, ofreciendo escuchar la pluralidad de la música experimental, o deberíamos decir, de la música experimental. A partir de los acontecimientos relacionados con Jason Glasser, Alvin Lucier y Abdessamad El Montassir, esta nueva edición es la oportunidad de revisar algunas interacciones sinérgicas entre la música experimental y la cultura visual en general.

Si la música experimental es un género cuyos contornos aún no están fijados, un territorio con fronteras estéticas, sociológicas y políticas que se redefinen constantemente y cuya aproximación terminológica hace que su realidad sea fascinante, rica y abierta, ha mantenido, desde su cristalización en los años 50 en el Black Mountain College, como nos recuerda David Sanson en su artículo, una relación cada vez más fértil con las artes visuales. La razón principal de esta alianza duradera es quizá que el arte contemporáneo también escapa a una definición estricta y homogeneizadora y, como la música experimental, se apropia de las disciplinas establecidas para retorcerlas mejor y poner a prueba sus límites.

Muestreo en tecnicolor 

Nacido en 1968 en la costa este de Estados Unidos, Jason Glasser se benefició naturalmente del ecosistema multidisciplinar del que la Silver Factory de Andy Warhol fue el vector y el agente principal en Nueva York a partir de los años sesenta, la cuna de la Velvet Underground de Lou Reed, y luego, sobre todo, el modelo de referencia definitivo, incluso insuperable, en los años ochenta. En 1991 cofundó la banda de rock independiente Clem Snide, llamada así por un personaje inventado por el poeta y drogadicto queer William S. Burroughs, figura clave delunderground estadounidense, y desde 1992 utiliza el avatar Fruitkey para sus proyectos musicales en espacios expositivos. Siguiendo a Burroughs, comenzó a utilizar el método plástico del collage o cut-up para forjar una escritura musical intuitiva, con una estética Do it yourself, realizada a partir del muestreo de elementos heterogéneos que grababa en casetes para los que también diseñaba los visuales, inspirados en las portadas de discos de rock de T. Rex o Steve Miller.
Trabajando paralelamente con el dibujo, la pintura, el diseño gráfico, la fotografía, el vídeo y la instalación, así como con la performance y la composición musical, produce una obra diversa cuya temática es la cultura pop americana del Salvaje Oeste y los dibujos animados, cuya inspiración proviene de los artistas David Hockney y Raymond Pettibon, y cuyo formato es la energía del rock y un insaciable apetito de experimentación. En el marco de la exposición "Je Nous Eux Tout" y en consonancia con sus investigaciones, ha diseñado un conjunto de obras de cartón, pop y colorido, que aparecen en el espacio como burbujas de cómic y forman un decorado cinematográfico en tecnicolor que el público está invitado a recorrer. Acostumbrado a las colaboraciones, ya sea con sus grupos musicales o con la diseñadora de moda Vanessa Seward para la marca de ropa A.P.C., Jason Glasser une sus fuerzas, en la doble ocasión de riverrun y su exposición monográfica en el museo, con Jérôme Lorichon, músico multiinstrumentista (trompeta, batería, percusión, piano eléctrico Wurlitzer, sintetizador analógico Buchla), miembro de los grupos Purr y The Berg Sans Nipple, miembro del grupo de krautrock Zombie Zombie, y compositor de moda, artes visuales, cine e incluso circo. El diálogo promete ser híbrido. 

Estoy sentado en una habitación

Entre los compositores asociados a la vanguardia visual, Alvin Lucier es una figura ejemplar. A través de sus investigaciones sobre física acústica y psicoacústica, sus observaciones sobre los fenómenos de propagación e interferencia y las propiedades naturales del sonido en el espacio, el compositor estadounidense, fallecido en 2021 y al que riverrun rinde homenaje este año, no sólo es considerado uno de los más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, sino también una figura de culto entre los jóvenes, No sólo está considerado como uno de los compositores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, por no decir una figura de culto entre la joven guardia contemporánea (Oren Ambarchi, Stephen O'Malley o Jim O'Rourke), sino también, desde sus primeros experimentos, por los historiadores del arte y de la forma, como un verdadero pensador de la espacialidad.
En los años sesenta, Alvin Lucier se sintió electrizado por Music Walk with Dancers, el concierto de John Cage y David Tudor acompañado por la coreografía de Merce Cunningham y Carolyn Brown en La Fenice de Venecia, cuyo final, en el que se mezclaban Mozart, el blues y una grabación de un discurso sobre la paz del Papa Juan XXIII, terminó con los gritos de asombro del público. La actuación le impresionó hasta el punto de impedirle componer durante un año, pero le abrió nuevas perspectivas en la exploración de la naturaleza del sonido, su percepción y, sobre todo, su espacialidad. A partir de entonces, la investigación de Alvin Lucier dio un giro interdisciplinar, vinculando la música, las ciencias duras, las instalaciones y las prácticas escénicas, y su carrera comenzó a estar marcada por las colaboraciones con el teatro y las artes visuales.
Por citar sólo dos ejemplos destacados: en 1994 compuso la música para Skin, Meat, Bone, de Robert Wilson; y en 2004 creó la instalación sonora Six Resonant Points Along A Curved Wall para una escultura monumental del artista conceptual Sol LeWitt. Sin embargo, es con la pieza no colaborativa para voz y sistema de retardo de sonido analógico, I Am Sitting In A Room (1969), que se ha convertido en un emblema de su obra, con la que Alvin Lucier logra magistralmente esta fusión utópica de las artes del tiempo y el espacio, creando una "experiencia auditiva que consiste en trazar el retrato acústico de un espacio, en llegar con el oído al comportamiento de los sonidos en la atmósfera, a una música que es, por así decirlo, autocreada" (Marcella Lista).

Al Amakine

En su programa para 2022, riverrun también propone Al AmakineEn su programa 2022, riverrun también propone un diálogo transversal y decididamente contemporáneo entre el electrocompositor Matthieu Guillin y el artista Abdessamad El Montassir con motivo de su exposición monográfica en la Maison Salvan. Nacido en 1989 en Boudjour, Abdessamad El Montassir ha diseñado un proyecto artístico y de investigación que registra minuciosamente, a través de una serie de fotografías y una pieza sonora, historias, microhistorias y testimonios orales latentes del Sáhara al sur de Marruecos, escapando de la historia oficial escrita, una "cartografía de vidas invisibles" según la expresión de la politóloga Françoise Vergès.
El arte y la música experimental se encuentran así, con ocasión del diálogo de Matthieu Guillin y Abdessamad El Montassir, en un territorio que no es ni pop ni formal, sino geográfico y político, dando voz a los que no la tienen en el relato oficial.

Más allá de la fascinación por las figuras del rock independiente y las invenciones del modernismo, es, quizás, en esta intersección de la ética y la estética donde podría residir más adecuadamente la alianza de las artes visuales y la música experimental en la creación contemporánea.
Una cosa es escuchar música y otra verla. ¿Y si la música experimental actual lograra el reto, reclamado por todas las vanguardias desde el Erratum musical (1913) de Marcel Duchamp, de reconciliar por fin el sonido y la imagen, las artes del tiempo y las del espacio? ¿acortar la brecha entre las disciplinas y al mismo tiempo abolirlas, cumplir un sueño transdisciplinario, ofreciendo al público narrativas inclusivas y plurales para escuchar y ver que ya no sólo satisfacen su curiosidad sino que modifican su perspectiva del mundo? Investigación en riverrun.

Tristán Bera 

Descubra el concierto de Jason Glasser y Jérôme Lorichon el 2 de octubre a las 17:00 horas en el Museo del Saut du Tarn y la actuación de Matthieu Guillin en la Maison Salvan el 6 de octubre a las 20:30 horas. Por último, el programa incluye a Alvin Lucier y el Cuarteto Bozzini el 8 de octubre.

Fotos © Pierre Gondard
Fotos © Abdessamad El Montassir
Fotos © Phœbé Meyer

Relacionado

comprar cuentas twitter
betoffice