Vincent Malassis
Drop Out

Discos 22.03.2021

Drop out presenta la música compuesta por Vincent Malassis para el cortometraje homónimo de Hoël Duret. Fiel a su estética sonora, el músico propone texturas electrónicas elevadas y hechizantes, con un gran cuidado de las diferentes atmósferas y su evolución.

En este opus, la música debe acompañar y dialogar en contrapunto con la imagen y el ritmo fílmico. Las secuencias necesariamente cronometradas de la película, los múltiples cambios de atmósfera debidos a los frecuentes cortes y la adecuación al universo gráfico y poético del director implican otra forma de temporalidad, concretada aquí por piezas cortas en forma de mosaico sonoro.

Habiendo escuchado el álbum antes de descubrir la película, podemos afirmar que el mundo que abre el disco es lo suficientemente coherente y onírico como para poder prescindir de la imagen, ya sea, por ejemplo, en los bucles hipnóticos del tema introductorio "Only One Palm" y su espejo final "Doubtful Sound" o en el grandioso despliegue de los tres edificios de "Tongariro", catedrales sonoras basadas en los efectos orgánicos de la síntesis analógica, presentes en todo el disco. Sin embargo, la música adquiere todo su sentido con la película, en la que los dos lenguajes artísticos se enriquecen mutuamente, en una simbiosis perfecta. La colaboración se construyó a distancia, mientrasHoël Duret estaba en Nueva Zelanda para hacer una película sobre la actual crisis ecológica. Tenía plena confianza en el músico, al que dio carta blanca para las composiciones. Con la crisis sanitaria de la primavera de 2020, el proyecto evolucionó, haciendo más urgentes los angustiosos cuestionamientos sobre la ultratecnologización del mundo actual y la ultracomunicación generalizada en internet, que hacen malabares entre la profundidad y la inutilidad extrema, y donde finalmente ya nada significa mucho.

Entre las múltiples secuencias que se suceden en el cortometraje, como los clics de un ratón que navega de un enlace a otro, volvemos con frecuencia a la imagen de un bosque rebosante. Se reduce a un simple papel de pantalla de fondo frente a la cual avatares digitales con forma de animales salvajes discuten temas muy diversos y completamente obsoletos, animales en vías de desaparición o regularmente cazados, además (búho, zorro, águila, león y oso). Es este mundo de simulacros incomprensibles e ilógicos el que la película revela en muchos otros pasajes. Vincent Malassis admite que el tema musical que acompaña a esta secuencia, declinado en varias variaciones, "Estar aquí es un esplendor", fue para él el más difícil de realizar, porque lo deseaba "contrastado, más fresco, casi alegre, compuesto en mayor por primera vez ", es decir, bastante alejado de su universo habitual. La música subraya así perfectamente el carácter vano de estos intercambios, frente a la urgencia de la crisis que debe afrontar la humanidad.

En la película, los únicos momentos en los que la música pasa a un segundo plano, o incluso se interrumpe, son para dar cabida a las palabras fragmentadas de dos jóvenes estudiantes, que presentan el ideal a alcanzar de un retorno salvador a la naturaleza, tranquilizador, optimista, pero que todo parece querer impedir. Por lo demás, los universos están en constante pugna: la película de una polilla está pegada a un texto técnico que ya no podemos leer, una falsa selva se reconstituye en un interior con riegos y luces artificiales, el monte Tongariro está invadido por objetos digitales poco tranquilizadores, un barco de contenedores que espera en un puerto se opone a planos de paisajes naturales saturados e irradiados de luz, como si se tratara de un tiempo prestado, hasta llegar a la distorsión extrema por el filtrado digital al final de la película. Sólo la música de Vincent Malassis, un tapiz sonoro falsamente tranquilizador, proporciona un vínculo en este mundo incomprensible.

Al principio deAguire o la ira de los dioses (1972), de Werner Herzog, la música del Popol Vuh acompañaba a la caravana de conquistadores que se adentraba en la selva en busca de El Dorado, condenada al fracaso, a ser engullida por la selva. Aquí, es el mundo natural el que parece definitivamente aniquilado por la acción de los hombres, sobre una música igual de elevada, que subraya la gravedad del momento. En medio de la película, Hoël Duret hace esta pregunta preocupada a los estudiantes: "¿Están bien, seguimos? »

Guillaume Kosmicki

Música - Vincent Malassis, Alkyle Records, 2020 

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