Mikel Urquiza difumina las líneas

Discos 08.03.2023

Entusiasta, alegre, alocada, fresca, colorista y pulcra, la música del joven compositor vasco-español Mikel Urquiza, nacido en 1988, es también de una riqueza sin igual. Cada escucha del disco Espiègle (huella digital), que le dedican el Ensemble C Barré (Marsella) y los Neue Vocalsolisten (Stuttgart) bajo la dirección de Sébastien Boin, revela un detalle más, ya sea una faceta escondida en un rincón fugaz del tiempo, un deslumbrante esplendor armónico y sonoro que emerge de un pequeño desvío, o una cita oculta que uno había pasado por alto en la continua abundancia.

Porque citar es el arte de componer deUrquiza, que parece pegar o reciclar mientras respira todo lo que le viene a mano, en un mosaico cincelado. Abriendo el disco, el torbellino Lavora stanca para doce instrumentistas (2020) da vértigo. Todo pasa por ella, canción revolucionaria, himno nacional, leitmotiv wagneriano o canto de pájaros. Todo se transforma en todo, el Whistle while working de los siete enanitos de Disney se convierte en El pueblo unido jamás será vencido, la Internationale se convierte en una Marsellesa. Este comienzo de fanfarria, inspirado en el cansancio de Travailler de Cesare Pavese, hace las veces de tráiler y explota maravillosamente la paleta sonora de los doce músicos de C Barré, este conjunto con un instrumental tan singular: clarinete bajo y clarinete, saxofón tenor y saxofón barítono, trompeta, acordeón, címbalo, piano, percusión, mandolina, guitarra, arpa, violonchelo y contrabajo, todos equipados con triángulos.

Las cuatro piezas de My voice is my password (2021) exploran el tema de los mensajes robotizados de las centrales telefónicas e Internet. Estos símbolos pesadillescos de la frialdad técnica administrativa, que han invadido nuestro mundo ultraliberal inhumanizado, son evocados de forma perfectamente orgánica y con un punzante sentido del humor por las seis voces a capella de los Neue Vocalsolisten, salpicadas de numerosas citas, de Bach al jazz. ¡Sorprendente!

Mandolina, guitarra y arpa forman gran parte de la identidad sonora de C Barré. Mikel Urquiza les dedica Elurretan (2017, 'Sobre la nieve', en euskera). Las tres partes de la obra subliman sus timbres con una hermosa maestría, raspados y frotados en 'Mara-mara', en glissando en 'Irrist' y en sutiles percusiones en los trémolos de 'Dardar'.

Voces e instrumentos se unen en dos obras, More sweetly forgot ... (2017), para soprano, saxofón soprano, acordeón y percusión, y Songs of Spam (2019) para seis voces y siete instrumentos. La primera se basa en poemas de Safo traducidos por Anne Carson, interpretados muy libremente en obras de carácter ritual -no sorprende reconocer una cita de Stimmung de Stockhausen en 'Youth'-. Songs of Spam, por su parte, evoca en cuatro piezas la contaminación publicitaria vomitada por el spam, con tal humor que uno casi se ríe a carcajadas. A la manera de una ceremonia religiosa, las frases incongruentes se propagan, "Billions and billions" nos martillea en la segunda pieza, a la manera de Donald Trump, calentando los servidores hasta que nuestro mundo arda.

El álbum se cierra maravillosamente con un homenaje al Chansonnier de Palacio, célebre colección manuscrita del Renacimiento español, del que Cancionero sin palacio (2021) ofrece una relectura amorosa y colorista, que sublima una vez más la riqueza tímbrica de los doce instrumentistas del conjunto C Barré. Este disco celebra los esplendores y las locuras de la humanidad. Se puede tocar una y otra vez, revelando nuevos colores mientras el mundo siga girando.

Guillaume Kosmicki

Espiègle, de Mikel Urquiza con el Ensemble C Barré y los Neue Vocalisten, dirigidos por Sébastien Boin - Label L'empreinte digitale 

Foto © Rui Camilo
Foto © Sebastian Berger
Foto © Cécile Chassang

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