Eros hasta el excesoÓpera - Livestream

Conciertos 22.02.2022

Demian Rudel Rey no se contenta con escribir música... También le apasiona el aspecto visual y el tratamiento de las imágenes además del sonido. Para su primera ópera de cámara Qu'est-ce-que l'amour?, que reúne a cantantes, instrumentistas, danza, vídeo y electrónica, el joven compositor argentino ha creado una película, cuya versión en línea está disponible hasta el 27 de febrero a las 23.59 horas.  

¿Qué es el amor? se estrenó en versión escénica en el Théâtre de la Renaissance de Lyon el 30 de abril de 2021. Se trata de un proyecto realizado en el marco del curso de postgrado " Creaciones de diploma de artista" del Conservatorio Nacional Superior de Música de Lyon, un proyecto para el que el compositor dice haber asumido todos los riesgos: de hecho, la propuesta es ambiciosa (Platón en el texto), una plétora de dispositivos (acústicos y electrónicos, vídeo y danza) y profusa en ideas (la puesta en escena ligeramente "barroca" de Juliette Müller Kos): Este es el reto del espectáculo que consiste, en palabras de Demian Rudel Rey, en establecer "una verdadera consonancia y dialéctica entre la música, el vídeo, la electrónica, la danza y el libreto", un experimento interdisciplinar un poco loco llevado a pulso por un equipo muy unido.

El libretista Éric Dayre (profesor de literatura comparada en la ENS de Lyon) recrea el ambiente de estas noches festivas, animadas por las justas oratorias de los invitados filosóficos tal y como las relata Platón en su Banquete (380 a.C.): Sócrates (la danza/Héloïse Larue) es aquí el centro de atención, al que cada uno de ellos quiere seducir mediante su discurso sobre el Amor. De Fedro a Pausanias, de Aristófanes a Erixímaco, de Agatón a Diótima y Alcibíades, cada uno expone su propia visión de Eros, entablando una reflexión sobre los orígenes del mundo y la interacción de los dioses y los hombres a través de otras tantas hipótesis, leyendas míticas y visiones de la mente. La relectura y la reescritura están en juego en un libreto hecho a medida y en un diálogo constante con el compositor y sus propias perspectivas.

Como es inusual hoy en día, los músicos (clarinete, saxofón, acordeón/bandoneón, tuba, percusión, cantantes) y el director de orquesta (el propio compositor) son también actores, asumiendo el papel de cada uno de los filósofos y volviendo al escenario con sus respectivos instrumentos, solos o con sus compañeros. En esta visión de la antigüedad, donde planea la sombra de la tragedia griega, domina el blanco, tanto en el vestuario como en los elementos escénicos, si no fuera por el azul Klein de las luces (las de Rocío Cano Valiño) que incendian el suelo y el fondo del escenario.

La ópera está concebida en números, enlazando con fluidez catorce escenas en las que los siete oradores/cantantes aparecen por turnos (Agatón es interpretado por un dúo de soprano y barítono) en un espacio en el que se moverá la bailarina (Héloïse Larue, también coreógrafa). La apertura dada por el conjunto instrumental y los dos cantantes, todos maquillados, apela al vídeo y al tratamiento de la imagen, no exenta de humor, donde aparecen los ocho invitados al banquete. Hablan pero también comen, fruta en este caso (y cada uno la suya), en una puesta en escena que también pone atrezzo en manos de los personajes, un jersey, una máscara, un casco, etc.: todos objetos simbólicos que pueden servir para amenizar el banquete. Todos ellos son objetos simbólicos que aparecen en el vídeo 3D y van y vienen entre el escenario y la pantalla en una deliberada ambigüedad de lo real y lo virtual. Esta dualidad se encuentra también en la música, que se mueve entre el conjunto instrumental, dirigido por el compositor, y la parte electrónica, los sonidos fijados en un soporte y el procesamiento en vivo, cuya sofisticación hay que destacar. 

Queda el delicado problema del músico-actor que, ciertamente, no tiene la talla del actor ni la destreza para sostener el escenario en solitario, aunque los seis instrumentistas que trabajan, a los que hay que mencionar (Sergio Menozzi, clarinetista/Alcibiade, Rémi Tripodi, saxofonista/Aristófanes, Côme Boutella, tubista/Pausanias, Louis Domallain, percusionista/Erixímaco, Lisa Heute, acordeonista-bandoneonista/Diotime, Demian Rudel Rey/Phèdre), son valientes y están muy comprometidos con sus respectivos papeles. Esta dificultad no se le escapa al compositor, que se enfrenta él mismo al texto que se va a pronunciar (que es muy, muy largo), y que a menudo toma la decisión de tratar la voz hablada o de hacerla pasar por los altavoces para unirla al universo sonoro y fundirla mejor con el soporte electroacústico que la acompaña: una buena decisión, al parecer, que merece ser explorada más a fondo y asumida con mayor profundidad para lograr ese continuum entre el sentido y el sonido, que forma parte de la utopía sonora del compositor, y para perfeccionar ese "nudo borromeo", mencionado en el vídeo, entre las diferentes acciones del espectáculo.   

Michèle Tosi

"¿Qué es el amor?" Ópera de cámara y película de Demian Rudel Rey sobre un libreto de Éric Dayre, basado en "El Banquete" de Platón; dirigida por Juliette Müller Kos; coreografía, Héloïse Larue; escenografía, iluminación y maquillaje, Rocío Cano Valiño; vestuario, Céleste Fournier y Marnie Langlois Héloïse Larue, Sócrates y danza; Gabrielle Varbetian, Agatón, voz soprano; Imanol Iraola, Agatón, voz barítono; Sergio Menozzi, Alcibíades, clarinete; Rémi Tripodi, Aristófano, saxofón; Côme Boutella, Pausanias, tuba; Louis Domallain, Eryximaque, percusión; Demian Rudel Rey, Fedra, dirección. Director artístico y musical, Demian Rudel Rey. 

Fotos © Julie Cherki
Fotos © Rocia Cano

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